Érase una vez el niño más lindo del mundo. Estaba hecho de nubes de lana, de los hilos más suaves y de mucho, mucho, mucho amor y alegría

Mikel es un niño diferente, su corona lo demuestra. A veces se siente un poco solo, no consigue entender a sus amigos y ellos parece que no terminan de encajarlo en su grupo.
A menudo lo verás paseando solo por el bosque observando con curiosidad todo lo que pasa a su alrededor.

Observa como los demás niños recogen piedras y ramas transformándolos en su imaginación, en pequeños animales y espadas pero él solo consigue ver piedras y palos

Un día me preguntó porqué él era diferente y le conté el cuento de “La Rana que no sabía saltar” mientras merendábamos un sandwich de nocilla, sus preferidos.
Esa pequeña rana conectó tanto con él que ahora no puede dejar de aprender cosas sobre estos anfibios, tiene mil libros sobre ellas y siempre quiere saber algo nuevo, tanto es así que me pidió que le tejiera una y ahora es su amiga más fiel.

Todo en él es amor, sus abrazos y miradas son los mejores, ya lo comprobarás.